Ocho a diecisiete

―Verá, señor Peréz. Lo que nosotros estamos necesitando es una persona triste. El señor Peréz tomó un sorbo de su café para ganar algo de tiempo. ―¿Una persona triste? ―preguntó finalmente, tras no encontrar la manera de ocultar su desconcierto. ―Tristísima. Ofrecemos un sueldo veinte por ciento por encima del valor de mercado. ―E importantes … Continúa leyendo Ocho a diecisiete