Cuentan por ahí, gentes medio raras, que la naturaleza está llena de duendes, y que los duendes están llenos de naturaleza.
Dicen también, las mismas raras gentes, que hay uno, cuya naturaleza es odiar. Odia a los árboles, a los pájaros y a las piedras; odia el frío, la noche, el día y el calor. Aborrece estar quieto y detesta el ajetreo.
Odia por odiar, pero lo que más odia, es odiar; y por eso, su vida es un calvario. Abraza los árboles, acaricia los ríos, le susurra dulcemente a los pájaros y llama a las piedras. Él es así: natural.
Autor Javier Banchii
Fragmente del taller “La palabra en el cuerpo”
Editorial Segundo Cajón